Producción CientíficaEn 2000, Gran Hermano irrumpía en el ecosistema audiovisual español como
un vendaval y abría las puertas a un nuevo formato televisivo, el reality game, que
se ha convertido en un elemento habitual en las pantallas españolas durante la
última década. La aproximación de las cámaras a la vida cotidiana del telespectador
fue un proceso lento pero continuo, que ha mostrado escasos síntomas de
agotamiento a pesar de las críticas recibidas. Los debates éticos que poblaron los
medios de comunicación y las conversaciones cotidianas terminaron por languidecer
ante unos índices de audiencia que justifi can, según los dominantes criterios
de racionalidad económica, su propagación por las cadenas televisivas (Prado,
1999; Bueno, 2002).
Este capítulo profundiza sobre la evolución del formato televisivo de los juegos
de telerrealidad, perfi lando el recorrido seguido desde 2000 hasta la actualidad.
Son ocho años muy intensos, presididos por una veloz transformación formal y
por una constante diversifi cación temática de las propuestas, que han ido distribuyendo
tanto aplastantes éxitos (Operación Triunfo, ¡Mira quién baila!) como
mediocres programas que pasaron sin pena ni gloria por las parrillas televisivas.
La audiencia ha sido, una vez más, el juez implacable, obligando a los profesionales
de la televisión a reinventar constantemente el formato en un entorno altamente
competitivo, donde los reality games han pasado de ser la excepción a ser la
norma en las programaciones, proporcionando argumentos para sostener la hipótesis
de que, quizás, la telerrealidad se esté convirtiendo en la tele-normalidad