La aspiración humana de ir más allá de la vida ha ocasionado diversas manifestaciones de grandeza
que en ocasiones se han visto reflejadas en los lugares elegidos para alojar sus restos tras el momento
final. Desde que en el s.XIX Cartagena acatara las disposiciones de la Real Cédula de Carlos
III por la que se imponía emplazar los recintos funerarios extramuros de las ciudades, se establecieron
en la misma dos cementerios que aún hoy siguen funcionando; el cementerio de San Antonio
Abad (1806) y el de Nuestra Señora de los Remedios (1868).
Esta comunicación pretende analizar las distintas morfologías urbanas ensayadas en estos camposantos
para mostrar la diferente concepción de los dos espacios y el reflejo en la ciudad viva de los
modelos urbanos con que fueron concebidas ambas ciudades silentes. El primero, imitó modelos
racionales como el que Ferdinando Fuga había practicado en Italia, donde bajo ideales ilustrados;
vivos y muertos serían igualados en el momento final, y el segundo fue proyectado como un cementerio
romántico en el que los hombres ilustres de la Cartagena decimonónica construyeron sus
panteones a imagen de las mansiones emplazadas en la otra ciudad