El ser, visto desde la perspectiva integral de los sistemas biológicos, síquico y social, quien tiene el poder, la capacidad de autorregularse, teniendo claro como precedente que del carácter de la persona, depende su destino, pues es él quien asume cómo va a afrontar sus propios riesgos, la confianza para resolver cada situación cotidiana y el autocontrol necesario que requiere para logar la satisfacción y la excelencia personal, lo que le da el sello de líder de su propio actuar. Entendiendo aquí el autocontrol como el autodominio voluntario y racional de las propias conductas, que busca un equilibrio de relación, entre las necesidades y dimensiones del sistema como persona, y sin desconocer que hace parte y se debe al sistema de la biosfer