research

Potencial emotional problems of teacher

Abstract

En mi opinión, el mundo de la educación vive en la actualidad circunstancias muy graves y muy difíciles de soportar con el equilibrio emocional necesario para integridad personal de los docentes y para el desarrollo de su función. Me parece que en ningún otro momento histórico las circunstancias educativas han sido tan graves. Entiendo que mi argumentación no puede rebasar el nivel de hipótesis más o menos fundamentadas. Los estudios de las épocas los suele hacer la Historia, cuando ya no pueden corregirse los errores y cuando sus gestores –los historiadores– pueden interpretar impunemente porque no se les pueden rebelar, no les pueden pedir cuentas los gestores de los hechos. Hablar del presente ha sido función de profetas y éstos concitan el rechazo social. Teóricamente sería función de sociólogos, pero no parece que a la Sociología le interese abordar las problemáticas a las que nos pretendemos referir. Parece que a la Sociología oficial sólo le motiva la confirmación de las hipótesis que le interesan. La educación se encuentra en la encrucijada del principio de realidad y del principio de placer a los que se refiere Sigmund Freud. El principio de placer se manifiesta en la hipótesis de que la educación más favorecedora de las personas con menos recursos es la que se puede obtener sin grandes esfuerzos por parte de ellas, a la que llamamos “igualitaria”. No parece aceptable por el discurso común decir que lo más progresista, lo que cambia la realidad de privilegios de los pocos en otra de oportunidades para los más desfavorecidos, es una educación exigente en la que éstos puedan demostrar y ejercer su valía. También hemos de negar que la orientación hacia la formación profesional a los 14 años, como hacen, de manera mejorable, los actuales programas de cualificación profesional inicial, pueda condicionar negativamente el futuro de unos alumnos, cuando, por el contrario, para éstos puede establecer una vía de desarrollo de la capacidad de abstracción, que les bloquea la mayor teorización de la educación general, abriéndoseles, pues, con la formación profesional un buen camino hacia las ingenierías. La educación, desde mi punto de vista vive, por una parte, en tensión; por otra, para evitarla, se convierte en teatro de simulaciones en el que se producen situaciones esquizoides que llevan al profesorado a posibles problemas emocionales

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