El 25 de noviembre de 1985, moría en un hospital de Roma Elsa Morante. Tenía 73 años. Yo estuve en su casa una tarde, invitado por ella a tomar un te con pastas, y hablamos de L’isola di Arturo, de Pasolini y de otras cosas de literatura y de Italia; recuerdo la presencia y el olor ácido a gatos, casi insoportable; ella tenía 56 años, y me pareció una anciana. Sigo creyendo que es la más grande escritora italiana de todos los tiempos. Este pequeño estudio de la protagonista de La Storia quiere ser mi emocionado homenaje en el vigésimo quinto aniversario de su fallecimiento