Esparza Arroyo, Ángel

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390 Recensiones I Reviews LEONARDI G. (éd.): Processiformativi delia stratifi-cazione archeologica, Saltuarie dal Laboratorio del Piovego, 3, Università degli Studi di Padova, Padova, 1992, 416 págs. El libro responde a un seminario internacional que tuvo lugar en Padua en 1991, en el que se die-ron cita especialistas, pero también recién gradua-dos y estudiantes, integrados todos ellos en el Programa Erasmus. Se trata, pues, de una obra de caracter singular, en la que alternan trabajos de alta especialización con otros, no menos interesantes, encaminados a facilitar a los no especialistas visio-nes sintéticas de ciertas zonas poco habituales en la formación universitaria en arqueología. Espigando en un texto no siempre fácil, trata-remos de glosar lo que en dicho seminario se pre-sentó. Podemos comenzar por los trabajos de sínte-sis arriba aludidos, cómodas introducciones que bien pudieran recomendarse como «lecturas de curso» en la enseñanza universitaria. Aquí se encua-dran dos artículos de C. Balista, que nos presenta la sedimentología y la pedología desde el punto de vista de un geoarqueólogo, el de M. Migliavacca sobre las posibilidades del análisis del fósforo en la investigación arqueológica, o el de A. Drusini sobre la antropología física, desde el campo al laboratorio. El núcleo primordial del libro lo constituyen seguramente el primer trabajo de G. Leonardi y otros dos de Leonardi y Balista, en los que destaca-mos las siguientes posiciones fundamentales: en primer lugar, la llamada a superar una fase lastrada todavía por la intuición, buscando como alternativa una organización conceptual de la materia; en segundo lugar, la premisa de que existen en la con-ducta humana aspectos con suficiente regularidad como para que pueda hablarse de constantes —en el sentido de tendencias— cuyas trazas pueden encon-trarse en los depósitos arqueológicos; en tercer lugar, se considera que investigar a fondo los proce-sos arqueológicos es imprescindible para poder efectuar una reconstrucción legítima del pasado, sea en términos antropológicos, como se propugna en Estados Unidos, en términos históricos, como ha pretendido siempre la Vieja Tradición, o combinan-do ambas aproximaciones, como parecen defender el editor y otros participantes. Hay en estos traba-jos una ordenada exposición de conceptos y una apretada síntesis de los diversos pasos a realizar en la investigación estratigráfica, desde una primera parte, de tipo analítico-descriptivo, donde se proce-de a la recogida de los datos acerca de la materia que compone los depósitos y de su organización espa-cial, hasta la segunda, donde se plantea establecer la génesis de los depósitos, y en la que juega un papel decisivo el reconocimiento de los procesos transfor-mativos y «postdeposicionales». Los casos recogidos en las págs. 39-43 ilustran a la perfección la impor-tancia que para el establecimiento de una correcta secuencia tiene la detección de tales procesos. Los autores proponen completar las «matrices» de Harris integrando en ellas una unidades pedoestra-tigráficas, un nuevo tipo de superficies que pueden establecerse a partir de indicios fito-biológicos. Tales unidades, además de su contenido cronológio-co, tienen un gran valor paleoecológico y cultural, y por ello, histórico. Algunos artículos corresponden a investigacio-nes hechas por arqueólogos italianos en el Sur y Sudeste asiático. Así, el de R. Ciarla y S. Natapintu sobre los procesos formativos en ambiente monzó-nico, o el de Vidale et al. sobre una excavación en talleres recientes de fabricación de cuentas de collar de ágata y cornalina en Khambat, cuya inclusión se justifica porque la etnoarqueología es concebida como el estudio, entre poblaciones vivientes, de las implicaciones arqueológicas de los procesos de for-mación de los depósitos. Se encaminan, pues, estas excavaciones a la obtención en los depósitos arqueo-lógicos de indicadores de las formas de organización de la producción y de las características de ésta. Se recogen también las contribuciones de algu-nos investigadores españoles, ya conocidas entre nosotros: F. Burillo y V. Picazo expusieron la meto-dología de investigación empleada en su proyecto interdisciplinar de Mora de Rubielos, insistiendo en aspectos geoarqueológicos y paleoambientales. Por su parte, A. Ruiz y M. Molinos presentan el proyec-to llevado a cabo en el oppidum de Puente Tablas, donde inician la introducción de técnicas de análisis microespacial orientadas al establecimiento de una «coyuntura cero», como denominan al estado origi-nario consiguiente a la deposición/abandono. Se incluyen además trabajos procedentes de tres tesinas de licenciatura empeñadas en la renova-ción metodológica. El primero, de A.Vanzetti, apli-cando a las sepulturas de cremación de la cultura atestina las concepciones de la «Arqueología de la Zephyrvs. XLVII. 1994. 375-393 Recensiones I Reviews 391 Muerte», con el fin de construir un marco de refe-rencia que permita conectar trazas arqueológicas y comportamientos de partida. V. Fontana y M. Bagolan, por su parte, han estudiado dos yacimien-tos bien diferentes, de un solo periodo neolítico y con varias ocupaciones de la Edad del Bronce, res-pectivamente, analizando con minuciosidad la rela-ción entre materiales y procesos de formación y transformación. Las conclusiones, aunque de carác-ter eminentemente negativo, parecen de interés, ya que se desvelan como falsas algunas aparentes aso-ciaciones funcionales o cronológicas. En el caso de la complejísima secuencia de Oderzo, estudiada por otras dos autoras, G. Gamba-curta y A. Ruta, también saben a poco los resultados alcanzados: si la propuesta interpretativa de la estra-tificación resulta por completo convincente, es difí-cil ver el alcance último del esfuerzo realizado para desentrañar la dinámica deposicional, seguramente porque no tenemos a la vista los trabajos donde estas investigadoras han publicado los materiales y otros estudios sobre el yacimiento. Este trabajo, por cier-to, nos evoca el intento hecho con los cenizales de Simancas por Federico Wattenberg, en una época en la que ni en sueños se contemplaban estas técnicas de excavación y estas preocupaciones por construir una ciencia estratigráfica. De Oderzo y otros yacimientos paleometalúr-gicos de la primera Edad del Hierro del NE de Italia se ocupa M. Vidale, quien intenta conectar procesos formativos y actividades artesanales. Es el estudio de aquellos, combinado con el arqueometa-lúrgico, el que le permite, por ejemplo, pasar a interpretar lo que se describía como un simple poci-lio lleno de restos escoriáceos y carbonosos como un hogar de forja; o detectar las diversas actividades realizadas, los cambios funcionales sobrevenidos en una estructura, etc. Un yacimiento romano de Piovego presenta notables vestigios relacionados con las actividades agrícolas, de los que se ocupan sendos trabajos de S. Levi y R. Stocco. La primera se refiere a los méto-dos de estudio de uno de los canales de drenaje detectados, mientras que Stocco expone los méto-dos de excavación, registro y análisis de una unidad estratigráfica que recubre el canal anterior, ya col-matado, y que será interpretada en relación con las labores de arado, también de época romana . El aná-lisis de los sedimentos y proceso de deposición, así como el espacial de las inclusiones justifican la interpretación propuesta, bien interesante para la historia económica de la zona. Para terminar, cabría resumir en tres aspectos nuestra valoración positiva de este libro: de una parte, el caracter enriquecedor de tantas reflexiones ajenas, cuya lectura nos pone sobre aviso acerca de una multitud de detalles, que podremos comenzar a advertir —o, mejor, a buscar— en nuestras pro-pias excavaciones; en segundo lugar, la llamada de atención que de la obra se desprende: parece urgen-te irse formando en las laboriosas técnicas microes-tratigráficas y realizar un trabajo interdisciplinar ya en el curso mismo de la excavación, porque, como señala uno de los autores, M. Vidale, los procesos formativos, lejos de ser una opción lujosa que se podría añadir cuando se tengan tiempo y dinero a la praxis normal de la ciencia arqueológica, son una clave de importancia esencial. Finalmente, destaca-ríamos el acento puesto en diferentes artículos en la necesidad de un enfoque dinámico, para prevenir algunos riesgos. En efecto, en España, sobre todo en el ámbito catalán, empieza a ser bastante común la metodología de E.C. Harris (por cierto, con respec-to a la terminología, ¿no convendría sustituir las equívocas expresiones de interfacies y elementos interfaciales, por otras alineadas con las italianas y francesas, como superficies de contacto , subdivididas en s. de estrato, de intervención, de período y de des-trucción?). Como ocurriera con los procedimientos wheelerianos, ahora se corre el peligro de una apli-cación formularia de los de Harris, siendo uno de los principales peligros el del olvido de los procesos implicados en las unidades. En Italia, pionera en la aplicación de estas nuevas técnicas, se ha captado ese riesgo, al que el «grupo de Padua» animado por Leonardi y Balista pretende dar respuesta abriendo vías para esa investigación procesal. A. Esparza Arroyo Zephyrvs. XLVII. 1994. 375-393 

Leonardi, G. (ed.): Processi formativi della stratificazione archeologica. Saltuarie dal Laboratorio del Piovego, 3, Universirà degli Studi di Padova, Padova, 1992, 416 págs

https://gredos.usal.es/bitstream/10366/71531/1/Leonardi%2c_G_%28ed%29_Processi_formativi_dell.pdf

Leonardi, G. (ed.): Processi formativi della stratificazione archeologica. Saltuarie dal Laboratorio del Piovego, 3, Universirà degli Studi di Padova, Padova, 1992, 416 págs

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