Pese al notable incremento que se dio en la producción académica del estudio de la religión en las últimas dos décadas (tanto desde la sociología, como de la antropología y la historia), corremos el riesgo de llegar a un punto de retornos disminuidos –si ya no lo hemos hecho– al no repensar determinados conceptos que utilizamos, perspectivas (implícitas o explícitas) que guían su uso, y, en definitiva, el espectro de los "datos" que podemos construir con ellos, remitiéndonos finalmente por este camino, además, a la cuestión de la manera en que enfocamos nuestras preguntas en el caso de la aplicación de encuestas y censos