En los últimos años se ha constatado arqueológicamente la presencia humana en el Pirineo axial desde inicios del Holoceno, que se incrementa especialmente durante el Neolítico. Con un escaso desfase con respecto a la cronología de las primeras ocupaciones neolíticas del Piedemonte y del Prepirineo, se han documentado diversos yacimientos en fondos de valle del área axial y en laderas entre los 1400 y los 1800 metros de altitud, ocupados desde el V y IV milenios cal ANE. Las últimas investigaciones confirman, además, un incremento del número de asentamientos durante el tercer milenio cal ANE en diversos puntos de la región central de los Pirineos en cotas que, en ocasiones, superan los 2.300 metros de altura. Paralelamente, los datos paleoambientales muestran las primeras señales de impacto humano sobre el medio, como por ejemplo descensos de las formaciones forestales o un incremento de las evidencias de las aperturas de pastos. En definitiva, parece que es a partir del final del Neolítico cuando se establece una explotación ganadera de las áreas alpinas y la franja superior de los pisos subalpinos, iniciando un proceso que ganará en intensidad durante el II milenio cal ANE. Esta presentación aborda la discusión del fenómeno del poblamiento en las zonas altas de la sierra, procurando evitar apriorismos relacionados con el determinismo medioambiental. Para eso, entendemos imprescindible la comparación y contrastación de los datos arqueológicos y la información paleoecológica, con el objetivo de entender, de forma integrada, la evolución del paisaje, de las sociedades y del impacto que éstas produjeron sobre el territorio.Peer reviewe
