Tesis doctoral inédita leída en la Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Filosofía. Fecha de lectura: 02-12-2019Esta tesis tiene embargado el acceso al texto completo hasta el 02-06-2021La presente investigación plantea una hipótesis desde su propio título: la literatura puede
entenderse como una experiencia de disenso. Ello llevará a examinar cautelosamente los tres
términos puestos en juego dentro de dicho título: literatura, experiencia y disenso. De la primera
interesará averiguar no tanto qué es ―la visión esencialista quedará desechada de antemano,
pues conduce a atolladeros que resultarían, a la postre, infructíferos―, sino más bien qué
espacio ocupa dentro de la red de discursos sociales, qué tipo de conocimiento produce y,
en definitiva, qué hace o, para ser más precisos, qué nos hace pensar. Ese desplazamiento de
la pregunta desembocará en el segundo de los términos, que quedará íntimamente imbricado
con el anterior en el sintagma experiencia literaria. Los textos literarios no se limitan a
representar lo real, ni siquiera a reproducir los discursos que pretenden conocerlo, sino que,
antes bien, ofrecen una recomposición distanciada de estos últimos, con lo que ponen en tela
de juicio las maneras en que percibimos el mundo y hablamos sobre él. En la noción de
experiencia se dan cita al menos dos ideas: la de apertura (hacia nuevas perspectivas) y la de
transformación (de las representaciones ya existentes); dos ideas que, además, conducen
hacia el último miembro de la terna. Para reflexionar acerca del disenso habremos de acudir
al pensamiento de Jacques Rancière, quien lo ha conceptualizado como una pieza clave para
entender la relación que entablan el arte y la política: ambas son, a su juicio, formas de
disenso, que reconfiguran la experiencia común de lo sensible o, en otras palabras, que
desgarran la imagen de la comunidad y dejan sus costuras al descubierto. Postular que la
literatura es una experiencia de disenso significa afirmar que los textos literarios erosionan
los repartos sociales establecidos, con lo que hacen irrumpir perspectivas inéditas sobre ellos.
Ahora bien, para poner a prueba esas hipótesis iniciales hará falta confrontarlas con
los textos mismos; ver si, efectivamente, estos ratifican o no lo que se ha dicho acerca de
ellos. No bastará, por lo tanto, con hablar de disenso o de repartos sociales en abstracto, sino
que hará falta precisar qué es lo que la literatura erosiona y cómo lo hace. Encontraremos la
pista en la noción de consenso, que Rancière no define solo como antónimo del disenso, sino
que también utiliza para designar la racionalidad dominante que, a partir de cierto momento
histórico marca las directrices ideológicas del mundo globalizado. Esta especie de «gramática
política», que, a grandes rasgos, puede identificarse con aquello que recibe el nombre de
neoliberalismo, se expresa, difunde y consolida a través de las representaciones imaginarias,
entre ellas la literatura, a la que acudiré para comprender mejor su funcionamiento.
De esta manera llegamos a lo expresado en el subtítulo de esta tesis: partiendo de la
presunción de que este consenso dominante se manifiesta de manera especialmente
significativa e intensa en la Argentina de los años noventa ―la delimitación temporal que
presento va desde 1989, año en el que Menem asciende al poder, hasta la crisis de 2001―,
propongo inspeccionar los rasgos fundamentales de lo que he llamado el imaginario menemista. Para hacerlo, acudiré a una serie de ficciones literarias escritas en ese periodo, en las que, de
acuerdo con la hipótesis inicial, se ofrecen visiones dislocadas de la época; versiones
contrahegemónicas del discurso social; fracturas, como digo, del imaginario. El análisis de
estos textos no solo arrojará una comprensión más fidedigna del periodo estudiado, tanto en
lo que se refiere al caso argentino como en su extrapolación a un sistema global; también
llevará al replanteamiento de la potencialidad política de la literatura y de su poder de
intervención en los debates, conflictos y contradicciones que anidan en una sociedad y una
época determinadas, de acuerdo con las líneas directrices que guiaban esta investigación
desde su inicio