Vivimos en una intimidad sometida al impacto continuo de los medios de
comunicación, en un clima de “evaporación estética” y de “participación veloz” que
propicia que la cultura se convierta en un despliegue de efectos especiales. Tenemos una
falsa sensación de propiedad transmediática, pero nuestras sensaciones son excitadas hasta
el extremo por la “cultura digital” y lo genuinamente cotidiano pierde el poder de llegar
hasta nosotros. En el imperio de lo hipervisible, cuando la televisión encuentra su condición
esencial de vida en directo "monitorizada", la misma insatisfacción se ha convertido en una
mercancía y el reality show fortifica la voluntad de patetismo, proponiendo un modelo de
reclusión para el éxito, que también se refleja en la producción artísticaWe live in a media continually besieged privacy, in a climate of aesthetic
evaporation, urged to “answer” or participate” quickly. This causes culture to turn into a
deployment of special effects, and nothing else. We have a false feeling of transmedia
property, but our sensations are taken to the extreme by digital culture, and genuine
everyday life ceases to reach us. In the Empire of the hipervisible, when tv meets its
essential condition of “monitored real life”, insatisfaction itself becomes a commodity and
reality shows strengthen a pathos will, introducing a “reclusion for success” model which
can also be found in artistic productio