En el NE mediterráneo de la Península Ibérica, el perído comprendido entre el Tardiglaciar y el Holoceno muestra una dinámica demográfica y cultural en la que se alternan momentos de abundancia de registro y diversidad de evidencias con fases de escasez y casos aislados. Los tecno-complejos microlaminares, que se inician durante el GI-1, rompen con el vacío del Pleniglaciar y parecen perdurar en el tiempo de forma discontinua hasta los inicios del Holoceno. Este hecho genera un escenario de convergencia cronológica con las escasas evidencias sauveterrienses y el Mesolítico de muescas y denticulados. Ambos aparecen en el registro coincidiendo con el tránsito Pleistoceno-Holoceno. La perduración de los conjuntos atribuídos al Paleolítico superior final rompe con la homgeneidad cronológica del proceso observada en los territorios cercanos, mostrando las peculiaridades de la ocupación en un territorio concreto dentro de la evolución cultural de la Cuenca del Ebro y el Levante mediterráne