Algunos productos farmacéuticos y de higiene personal están siendo considerados como contaminantes emergentes debido a su liberación continua en el medio ambiente acuático, su persistencia y el aumento de evidencias de los efectos ecotoxicológicos (Cunningham et al., 2006). Una de las características de este grupo de contaminantes es que no necesitan ser persistentes en el medio ambiente para causar efectos negativos, ya que si bien existen sistemas que los remueven o bien se transforman fácilmente en subcompuestos, su continuo consumo y, por ende, su consiguiente excreción, deriva en su continua introducción y constante presencia en el medio ambiente (Barceló, 2003). Las actividades antrópicas en ecosistemas naturales se generan a través de los vertimientos de aguas en el medio ambiente gracias a las actividades de cuidado de salud, de lo que resulta interesante abordar el tema de los contaminantes emergentes respecto a fármacos dado que el uso y venta de estos no es medido ni necesariamente adquirido a través de recetas médicas incrementando la liberación y acumulación en el ambiente. Además en muchos casos, las consecuencias de su presencia en el medio ambiente no están aún claras, pero en otros el riesgo parece evidente, y alarmante. Así, por ejemplo, el diclofenaco, aparte de afectar a los riñones en los mamíferos, se ha asociado (como consecuencia de su uso en veterinaria) con la desaparición de los buitres blancos en la India y Pakistán (Dalterio, 2014)