Los sistemas de distribución son los encargados de recibir la energía proveniente de los sistemas de transmisión (o subtransmisión) y entregarla a los diferentes tipos de usuarios, con niveles adecuados de calidad, continuidad y confiabilidad. Dado que en estos sistemas es donde se presentan los mayores índices de pérdidas de los sistemas eléctricos, los esfuerzos de las compañías de distribución están encaminados a mejorar sus características operativas, y por consiguiente, la reducción de las pérdidas técnicas y no técnicas. Por esta razón, las empresas distribuidoras de energía eléctrica requieren operar los sistemas con criterios técnicos de economía, confiabilidad y seguridad apropiados para garantizar la calidad del servicio a los clientes, cumpliendo con las normas técnicas exigidas y mínimo tiempo de interrupción del servicio, buscando siempre tener el menor índice posible de pérdidas en el sistema. Para mejorar la operación y eficiencia de los sistemas de distribución han aparecido nuevas estrategias que surgen de acuerdo a requerimientos técnicos, regulatorios o económicos. Con el fin de minimizar las pérdidas técnicas en estos sistemas se han empleado diversas metodologías como balance de fases, instalación de condensadores, reguladores de tensión, repotenciación de conductores, reubicación de transformadores y reconfiguración, entre otros