Es bien conocido el empleo de trazados a tamaño natural, denominados monteas, como paso previo
a la ejecución de construcciones pétreas. Los autores argumentan que estas monteas aportan datos
acerca de las técnicas de cantería que no facilitan ni las propias piezas, ni los tratados y manuscritos,
incluso los más cercanos a la práctica constructiva. En concreto, examinan dos monteas renacentistas
en la catedral de Murcia: una de ellas hallada en 1999 bajo el altar de la recapilla de Junterón
y otra recientemente aparecida en los muros de la sacristía catedralicia al desmontar la cajonería
quinientista. Tras comparar ambas monteas con las piezas de cantería correspondientes, los autores
analizan en qué medida ambas monteas se separan de los métodos estereotómicos propuestos por
la literatura hispánica de la cantería