Tesis doctoral inédita leída en la Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Medicina, Departamento de Medicina. Fecha de lectura: 20-02-2015La
enfermedad
cardiovascular
es
la
principal
causa
de
muerte
en
el
mundo
actual.
Estudios
clínicos
y
experimentales
han
demostrado
que
la
diabetes
per
se,
independientemente
de
otras
patologías
cardiovasculares
asociadas,
puede
inducir
un
daño
crónico
en
el
miocardio.
Esta
nueva
entidad
recibe
el
nombre
de
miocardiopatía
diabética
y
está
caracterizada
por
alteraciones
moleculares
de
origen
metabólico
y
eventos
de
apoptosis,
hipertrofia
y
fibrosis,
que
tienen
como
consecuencia
la
aparición
de
disfunción
diastólica
y
sistólica,
que
pueden
dar
lugar
a
episodios
de
insuficiencia
cardiaca
e
infarto
agudo
de
miocardio.
Sin
embargo,
los
mecanismos
intracelulares
involucrados
no
están
completamente
descritos,
lo
que
conlleva
la
ausencia
de
un
tratamiento
específico.
Además,
a
pesar
de
los
avances
significativos
en
la
terapia
médica
y
las
mejoras
en
la
prevención
primaria
y
secundaria
de
la
enfermedad
arterial
coronaria,
el
infarto
agudo
de
miocardio
continúa
siendo
la
principal
causa
de
muerte
en
estos
pacientes
y
a
nivel
global.
La
reperfusión
precoz
del
miocardio
infartado,
bien
por
intervención
percutánea
coronaria
o
bien
por
trombolisis,
es
la
terapia
actual
efectiva
para
reducir
el
tamaño
del
infarto,
preservar
la
función
sistólica
del
ventrículo
izquierdo
y
reducir
la
morbilidad
y
mortalidad
cardiovascular
en
los
pacientes.
Mientras
que
el
tamaño
de
infarto
es
un
importante
predictor
de
mortalidad,
la
insuficiencia
cardiaca
y
el
remodelado
deletéreo
del
ventrículo
izquierdo
son
determinantes
del
pronóstico
de
la
función
cardiaca
y
eventos
cardiovasculares
futuros.
Fármacos
basados
en
la
estimulación
del
sistema
incretina
como
los
inhibidores
de
la
dipeptidil
peptidasa-‐4,
y
los
agonistas
de
GLP-‐1,
son
una
nueva
clase
de
drogas
antidiabéticas
que
podrían
ejercer
una
acción
dual
sobre
la
sensibilidad
a
insulina
y
directamente
sobre
la
célula
cardiaca.
En
un
modelo
experimental
de
miocardiopatía
diabética,
las
ratas
diabéticas
tipo-‐2
presentaron
hiperglucemia,
hiperlipemia,
resistencia
a
insulina,
disfunción
cardiaca,
remodelado
(hipertrofia
y
fibrosis)
y
apoptosis
miocárdica.
El
tratamiento
con
sitagliptina,
un
inhibidor
de
la
DPP-‐4,
mejoró
el
control
glucémico
y
el
perfil
lipídico
mediante
el
aumento
de
GLP-‐1
endógeno
y
el
consiguiente
incremento
de
los
niveles
de
insulina.
Además,
mejoró
la
función
cardiaca
y
redujo
los
niveles
de
expresión
de
moléculas
profibróticas,
hipertróficas
y
apoptóticas.
En
particular,
en
miocitos
y
fibroblastos
cardiacos
en
cultivo,
altas
concentraciones
de
glucosa
o
de
ácido
palmítico
estimularon
la
expresión
de
moléculas
profibróticas,
proceso
que
fue
revertido
con
el
pretratamiento
con
GLP-‐1
exógeno.
Este
efecto
podría
estar
mediado
por
la
activación
de
PPARβ/δ,
receptor
nuclear
de
ácidos
grasos
que
actúa
como
factor
de
transcripción
y
que
podría
controlar
la
expresión
de
genes
profibróticos
como
fibronectina.
Por
otra
parte,
el
metabolito
mayoritario
de
la
degradación
de
GLP-‐1,
GLP-‐1(9-‐36),
produjo
similares
efectos
antifibróticos
que
GLP-‐1
lo
que
podría
reforzar
el
efecto
insulino-‐independiente
del
sistema
incretina
sobre
el
corazón.
Por
otro
lado,
el
tratamiento
con
un
agonista
del
receptor
de
GLP-‐1
en
un
modelo
experimental
de
daño
por
isquemia/reperfusión
en
cerdo
presentó
efectos
cardioprotectores
reduciendo
el
tamaño
de
infarto
y
mejorando
la
función
sistólica
del
ventrículo
izquierdo.
Este
tratamiento
redujo
el
remodelado
cardiaco
medido
por
la
presencia
de
hipertrofia
cardiaca
y
celular
compensatoria,
y
fibrosis
intersticial.
Estos
datos
sugieren
que
la
inducción
del
sistema
incretina
podría
reducir
el
daño
miocárdico
tanto
a
nivel
crónico
en
la
miocardiopatía
diabética
como
en
eventos
agudos
como
el
infarto
agudo
de
miocardioCardiovascular
diseases
are
currently
the
leading
causes
of
death
in
the
world.
Experimental
and
clinical
studies
have
demonstrated
the
existence
of
heart
failure
in
diabetic
patients
independently
of
any
vascular
disease
or
hypertension.
Diabetic
cardiomyopathy
is
characterized
by
molecular
alterations
due
to
metabolic
changes
and
events
of
apoptosis,
hypertrophy
and
fibrosis,
which
can
lead
to
heart
dysfunction
and
failure
and
acute
myocardial
infarction.
However,
the
intracellular
mechanisms
involved
are
not
fully
described,
which
entails
the
absence
of
specific
treatment.
Moreover,
despite
the
significant
advances
in
medical
therapy
and
improvements
in
primary
and
secondary
prevention
of
coronary
artery
disease,
acute
myocardial
infarction
remains
the
leading
cause
of
death
in
these
patients.
Early
reperfusion
of
infarcted
myocardium
by
either
percutaneous
coronary
intervention
or
thrombolysis
are
effective
in
reducing
infarct
size,
preserving
left
ventricular
systolic
function
and
reducing
cardiovascular
morbidity
and
mortality.
However,
ischemia/reperfusion
leads
to
myocardial
remodeling
which
includes
deletereous
responses
like
apoptosis
and
fibrosis.
These
events
will
be
determinants
of
heart
function
and
future
cardiovascular
events.
Drugs
based
on
incretin
system
stimulation,
inhibitors
of
dipeptidyl
peptidase-‐4
and
GLP-‐1
agonists,
are
a
new
class
of
antidiabetic
drugs
that
could
exert
a
dual
action,
raising
insulin
sensitivity
and
also
directly
affecting
the
cardiac
cell.
In
an
experimental
model
of
diabetic
cardiomyopathy,
type-‐2
diabetic
rats
showed
hyperglycemia,
hyperlipidemia,
insulin
resistance,
cardiac
dysfunction,
remodeling
(hypertrophy
and
fibrosis)
and
myocardial
apoptosis.
Treatment
with
sitagliptin,
a
DPP-‐4
inhibitor,
controlled
glycemia
and
lipidemia
through
the
stabilization
of
endogenous
GLP-‐1
and
increasing
insulin
levels.
In
addition,
it
improved
cardiac
function
and
reduced
levels
of
expression
of
fibrotic,
hypertrophic
and
apoptotic
molecules.
During
in
vitro
studies
with
cardiac
myocytes
and
fibroblasts,
high
concentrations
of
glucose
or
palmitic
acid
increased
the
expression
of
profibrotic
molecules.
This
effect
was
reversed
by
the
pretreatment
with
exogenous
GLP-‐1,
and
likely
mediated
by
PPARβ/δ
activation,
a
fatty
acid
nuclear
receptor
that
acts
as
a
transcription
factor
and
could
control
the
expression
of
profibrotic
genes
such
as
fibronectin.
Moreover,
the
major
metabolite
of
GLP-‐1,
GLP-‐1
(9-‐36),
produced
similar
antifibrotic
effects
to
those
of
GLP-‐1,
which
might
reinforce
the
insulin-‐independent
effect
of
the
incretin
system
on
the
heart.
In
this
regard,
treatment
with
a
GLP-‐1
receptor
agonist,
exenatide,
significantly
reduced
the
infarct
size
in
an
experimental
model
of
ischemia/reperfusion
injury
in
pigs.
Furthermore,
this
drug
reduced
cardiac
remodeling
measured
by
cardiac
hypertrophy
and
interstitial
fibrosis,
and
improved
left
ventricle
systolic
and
mechanical
function
at
one
week
and
one
month
after
myocardial
infarction.
These
data
suggest
that
the
stimulation
of
the
incretin
system
could
reduce
diabetic
cardiomyopathy
and
ischemia/reperfusion
associated
cardiac
damage