Universidad Politécnica de Cartagena, Servicio de Documentación
Abstract
El trabajo en equipo dentro de las aulas se presenta como una forma de organización
que ofrece indudables ventajas de aprendizaje, pero también muchos inconvenientes.
Así, la disparidad de motivaciones y de capacidades y disponibilidades de los individuos
que componen los equipos pueden llegar a convertirlos en simples grupos de trabajo
de canalización de las distintas tareas individuales asignadas, con resultados dispares
que llevan en muchos casos a la desmotivación del estudiante y del propio profesor.
Pero trabajar en grupo no es trabajar en equipo. Este último implica una
interdependencia activa entre los integrantes, que deben asumir un proyecto común
con verdadero sentido de la responsabilidad, individual y colectivo. Sólo asumiendo un
auténtico compromiso se pueden crear las interacciones necesarias para lograr que el
todo sea más que la suma de las partes. De este modo, las distintas capacidades y
aportes y los diferentes niveles de compromiso e intereses dejan de suponer un
obstáculo para dar lugar a una dinámica de enriquecimiento personal y conjunto. Esta
forma de actuar exige de la creación de un saber-hacer colectivo, que permita
identificar y resolver problemas, decidir, ejecutar y evaluar acciones, todo ello en un
contexto de comunicación fluida y de claras normas de funcionamient