Desde muy pequeño pensé ser futbolista pues tuve una infancia muy relacionada con el fútbol. Mi papá me matriculó en una escuela de formación en la que comencé a desarrollar destrezas que poco a poco todos fueron notando. Esto pasó entre los 6 y 10 años de edad. A los 11 cambié de escuela; fui a la mejor de la ciudad que se llamaba Cerro Porteño; además de ser la primera de Buenaventura, está entre las mejores del Valle. Comencé a desarrollar mejores técnicas de pegada, recepción, anticipación y coordinación dinámica. Haber adquirido este tipo de habilidades, me abrió muchas puertas en equipos que nunca pensé fuera a gustarles mi estilo de juego. Con Cerro Porteño ganamos torneos en Buenaventura, Cali, Cartago, Palmira y Buga