La presente comunicación analiza el desarrollo deontológico que las
Relaciones Públicas han experimentado en las últimas décadas. La deontología
profesional y su expresión concreta en forma de códigos suponen una
consecuencia de un elevado grado de madurez y evolución de la profesión que
los genera. Cuando una profesión está en condiciones de plantear y expresar
un conjunto formal de normas de autorregulación demuestra un profundo
conocimiento de cuál es su función social, además de una sólida cohesión del
conjunto de profesionales que la ejercen. No todas las profesiones y disciplinas
se encuentran en el grado de madurez requerido para ello, otras están
inmersas ahora mismo en el reto de desarrollar su propia deontología.
Los libros, los estatutos, los códigos y los diferentes organismos de autocontrol
responden a la inquietud creciente entre los profesionales de las relaciones
públicas ante el incremento de su responsabilidad en la conformación de la
sociedad. Los códigos deontológicos constituyen un compromiso colectivo
expresado por escrito. Unas normas autoimpuestas por la profesión con el
objeto de servir de guía moral en el ejercicio de sus actividades. En estos años distintas Asociaciones de Relaciones Públicas han formulado diferentes propuestas
de códigos.
Resulta necesario ofrecer una visión global de la situación deontológica con el
objetivo de estructurar lo que podríamos considerar el corpus esencial de nuestra
deontología profesional. Para ello, la comunicación que ahora avanzamos
realiza un análisis comparativo de los objetivos, los principios y el alcance de
los códigos deontológico de las principales Asociaciones Profesionales de
Relaciones Públicas, entre otros: el código de Atenas (CERP, IPRA), IABC
(International Association of Business Comunicators), Entreprises et Médias,
Asociación de Directivos de Comunicación DIRCOM, y el Protocolo Global
de Ética en las Relaciones Publicas desarrollado por Global Alliance for
Public Relations and Communication Management