El reconocimiento del papel crucial que la educación puede y debe desempeñar en la erradicación de la
violencia contra la mujer es una idea consolidada entre las personas que trabajan específicamente en
este tema desde distintos ámbitos1, que considera la educación como una herramienta fundamental para
cambiar las actitudes y las conductas que llevan a perpetuar el sexismo y la violencia de género de
generación en generación2. En concreto en el ámbito de Enfermería hay estudios3, 4 que analizan el
posicionamiento de las enfermeras y enfermeros ante esta problemática y revelan un déficit en la
formación recibida a nivel de currículo, y un desconocimiento a la hora de derivar estas situaciones
sobre todo por entender que es un problema privado5. Además indican que la tasa autocomunicada de
maltrato como causa de lesiones mejora cuando la mujer es preguntada por enfermeras y enfermeros
sensibilizadas/os y formadas/os en la materia