El presente trabajo viene determinado por una pregunta básica inicial: ¿Es posible ejecutar
políticas de igualdad sin hacer partícipes de las mismas a los hombres?
La nueva masculinidad, es un término relativamente reciente. Surge en el momento en el que
ciertos feminismos -podríamos denominarlos avanzados-, valoran la necesidad de desarrollar
nuevos planteamientos de igualdad de manera más recíprocamente bilateral. En este sentido,
algunos autores plantean la cuestión de repensar el discurso hegemónico masculino. Se
vehiculiza, pues, a través de los movimientos sociales de nuevos varones que, sin embargo,
tropiezan con las estructuras sociales institucionalizadas, que muestran importantes resistencias
al cambio de paradigma.
Hemos indagado sobre la importancia que las políticas públicas tienen para la mejora de la
satisfacción de la ciudadanía a nivel local. Así como la necesidad creciente de consolidación de
las políticas de igualdad de género. Y, sobre todo -como plantean algunos teóricos- conocer el
espacio que ocupan (o pueden hacerlo) en estas políticas el fomento de las nuevas
masculinidades. Con el fin último de lograr vislumbrar si existe una demanda sentida y
expresada por parte de la sociedad, para que los hombres participen corresponsablemente en
las políticas de igualdad, si ésta es recogida y cómo por parte de las Administraciones Publicas