Este trabajo supone el redescubrimiento de una zarzuela, Soleares Trianeras, compuesta y estrenada
por Emigdio Mariani en 1930, de la que conservo posiblemente la única copia, tanto del libreto como de la
música. La obra, anclada en el espacio y tiempo, responde a la tipología de los espectáculos convencionales
de la Sevilla más tradicional de su época y más que un interés innovador (todo en ella es conservador),
contiene la valía de ser una fuente directa para acercarnos a una parte importante de la mentalidad sevillana
del momento, tan localista y lejana de las propuestas musicales más vanguardistas que se desarrollaban en
otras ciudades españolas y europeas