El plan de estudios de la primera carrera especializada en la minería creada en Nueva España se equiparó a los mejores del mundo gracias al intercambio de ideas científicas y técnicas que existía con varios países europeos. Esta profesión inició en 1792 en el Real Seminario de Minería, la escuela de minas más importante en América y en Iberoamérica, la cual se fundó a iniciativa de los novohispanos ilustrados, quienes contaban con diversos recursos para mantenerse informados de los sucesos que ocurrían en Europa, entre ellos, las revistas científicas. La escuela se inauguró bajo la dirección de un famoso mineralogista español quien había estudiado en las escuelas de minas más destacadas del mundo, por lo que el intercambio de ideas continuó llevándose a cabo, aún después de que México adquirió su independencia