Pudiera pensarse que reflexionar sobre la influencia del docente en el estudiante es innecesario porque es evidente. Sin embargo, no es así, implica una relación compleja y enriquecedora para ambos sujetos que ha sido insuficientemente estudiada y mucho menos puesta en práctica. El profesor ha de aprender a formarse así mismo, para entones aprender a educar a los estudiantes y esto realmente se logra a partir de un autoconocimiento que potencie su propia autoformación. Solamente un docente auténtico que refleje una coherencia entre lo que piensa, dice y hace, podrá ejercer con calidad esta profesión que implica un gran privilegio. La presente obra puede resultar de interés no solo para el docente, sino para todos aquellos que de una forma u otra participan en la honrosa tarea de educar. Formar en general, y en particular en la universidad, no es sinónimo de instrucción en una materia, pues es posible a través de múltiples recursos, sino contribuir al desarrollo personal, profesional del estudiante en toda su magnitud y que esta preparación se concrete y cobre sentido en el desarrollo y evolución de la humanidad. Los diferentes temas que han sido objeto de estudio de este libro, conllevan a la comprensión de que “ ser docente atañe una responsabilidad consigo mismo, sus estudiantes y la sociedad
