EI arte de recolectar agua de lluvia es milenario (National Academy of Science, 1974). Antiguamente, en la edad de bronce, se ampliaba la escorrentía superficial a través del aplanamiento de la superficie del suelo en las partes altas; ésta, era conducida por canales hacia las partes bajas y utilizada para la agricultura. Desde aquellos tiempos, se observaba también que los caminos tenían una gran capacidad de producir caudales significativos; sin embargo, sólo desde los aíios cincuenta, es que en Australia (Public Works Department of Western Australia, 1956), se empezó a estudiar científicamente Ia utilización de carreteras y caminos como una estrategia para Ia inducción del aprovechamiento de Ia escorrentía superficial. A propósito, millones de acres fueron recortados por carreteras con el objetivo de recoger agua de lluvia para los agricultores de ese país; pero, debido a la necesidad de sus pobladores, esa agua era almacenada en reservorios superficiales y tanques utilizándose en gran parte para consumo humano y animal; y, en raros casos, para cultivos. Actualmente existen experiencias de esta práctica con diferentes configuraciones en varios países como México, Israel y Brasil