Preservada hasta hace pocos años por condiciones naturales, la Isla de Salamanca es condenada a morir por un insensato proyecto que autorizó la creación de una ciudadela industrial y que destruirá uno de los pocos lugares que aún quedan en el país y en el mundo con unas características ecológicas muy especiales por su ubicación geográfica y por sus condiciones especiales que la hacen paso obligado de muchas especies migratorias entre el Norte y el Sur del continente americano, asiento de otras -algunas en vía de extinción--y otras únicas del lugar; con cuya desaparición sólo se acerca el hombre a este mismo proceso como especie