Aristóteles y la economía entre los límites de la razón práctica

Abstract

Comparada con la economía de hoy, la de la Grecia antigua —por lo menos en una de sus concepciones— era una economía limitada. Exteriormente, porque en Hesíodo sirve para el sustento de la casa, y en Aristóteles para el sustento de la ciudad; interiormente y de manera sistemática, en el primer caso, por su origen divino y su sentido dentro de la relación hombre-dioses, y en el segundo caso, por su subordinación a la teleología ética y política de la vida humana, tal y como la concibe Aristóteles. La autarquía, como límite de la economía, es doble. Por una parte, autarquía económica en sentido estricto, ya que la economía sólo ha de llegar hasta el punto de poder asegurar la supervivencia de la comunidad que es su sujeto. Pero, por otra, la autarquía, para Aristóteles, tiene sobre todo un sentido antropológico: el hombre más autárquico es el que practica aquello que, para su praxis, no necesita de otra cosa: esta praxis más alta es la de la razón, desarrollada en la Polis, que es su meta. Esta autarquía del ser razonable da sentido y también límite al buen actuar económico, que es una mera herramienta

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