Según el Banco de España, en 2003, los emigrantes extranjeros que residen en España enviaron remesas por valor de 2.895 millones de euros. Una cifra formidable, que equivale al PIB de Malta y, por compararla, casi multiplica por tres el presupuesto anual del ministerio de Asuntos Exteriores, superando largamente la Ayuda al Desarrollo que concede el país. En España, las remesas son la principal expresión de la solidaridad internacional en términos económicos, algo que también ocurre a escala global, donde el flujo mundial de remesas más que duplica la Ayuda Oficial al Desarrollo global. Pero estos flujos son mucho más que caridad familiar