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El incierto futuro de Serbia tras las elecciones presidenciales

Abstract

Las elecciones presidenciales en Serbia del 3 de febrero de 2008 han tenido una enorme importancia histórica para el futuro de un país en el que el grado de inestabilidad política depende en gran medida de la actuación de la Comunidad Internacional con respecto a la formación y proclamación de la independencia del segundo Estado albanés en los Balcanes y dentro del territorio de la provincia serbia de Kosovo. Estas elecciones también determinaron la dinámica y formas de desenvolvimiento del proceso negociador que mantiene Serbia con la UE. Las elecciones presidenciales se realizaron en un ambiente de grandes tensiones y divisiones políticas, económicas, e incluso culturales, demostrando que la sociedad serbia tiende a fragmentarse progresivamente en dos bloques, el llamado bloque democrático y proeuropeo (pro-occidental) y otro nacionalista, conservador y populista, cuyas características principales son: el euroescepticismo, el dogmatismo populista y un discurso político nacionalista al estilo de los años noventa del siglo pasado. La segunda vuelta de la contienda electoral se disputó entre Boris Tadic, actual presidente de la República y líder del Partido Democrático (DS), quien ganó con el 50,6% de los votos al nacionalista Tomislav Nikolic, vicepresidente del Partido Radical Serbio (SRS),[1] que obtuvo el 47,7% de los votos de los 6,5 millones de votantes. Es importante señalar que el 1,8% de votos fueron inválidos y que la tasa de participación se elevó al 66,8%, un récord desde la elección presidencial del año 2000 que dio paso a la caída del régimen autoritario del ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic. Según los analistas, a pesar de la victoria de las fuerzas políticas proeuropeas, el futuro político inmediato de Serbia seguirá siendo incierto debido a las fuertes fisuras que estas elecciones dejaron dentro de la coalición política gobernante

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