En la primera parte de este trabajo se examina el origen y la evolución reciente de las ideas básicas acerca de la deflación y la trampa de liquidez, así como de las políticas preventivas para evitar caer en una situación que resulta tanto más temible cuanto que muestra una elevado grado de histéresis o, lo que es lo mismo, que tiende a autoperpetuarse porque no se dispone todavía de instrumentos con eficacia probada para combatirla cuando las economías se encuentran atrapadas en ella, como ha quedado demostrado por la “larga enfermedad” de la economía japonesa, que dura ya más de un decenio y que sólo a finales de 2003 parece empezar a dar señales de remisión. Por eso, la simple posibilidad de que el “mal japonés” pueda extenderse a EEUU ha sido contemplada durante 2003 con enorme preocupación por el público, por las autoridades monetarias norteamericanas y por las instituciones financieras internacionales.
En la segunda parte del trabajo se evalúa la posibilidad de contagio y mutuo reforzamiento de la trampa de liquidez en las tres grandes áreas del G-3. El caso de la UE merece una consideración especial porque en la zona euro, que ocupa la mayor parte de este área, la política monetaria del BCE tiene tan sólo atribuidas facultades de mantenimiento de la estabilidad de precios y su papel en la política de control de las fluctuaciones económicas se lleva a cabo de forma indirecta, frenando las tensiones inflacionistas inherentes a las fases cíclicas en que la economía crece por encima de sus posibilidades efectivas, e inyectando liquidez en las fases recesivas. El problema aquí también es que el área euro no es homogénea y en que si el conjunto de ella llegara a caer en una trampa de liquidez con deflación, el mal sería ya tan grave que la holgura monetaria proporcionada por el BCE habría dejado de resultar eficaz para relanzar el crecimiento