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Las relaciones entre China y Taiwán: tendencias y propuestas

Abstract

La mejora de las relaciones entre Pekín y Taipei tras la derrota de la Alianza Verde en las elecciones legislativas taiwanesas del pasado diciembre ha disparado el optimismo en la región. Es más, tras la firma el 15 de enero de un acuerdo para permitir los primeros vuelos charter directos entre la China continental y Taiwán desde 1949 y la visita a principios de febrero del vicepresidente y del secretario general de la Asociación para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwán a Taipei, algunos analistas apuntan incluso a un pronto restablecimiento de las negociaciones entre China y Taiwán. Sin embargo, la inminente aprobación en marzo de una ley anti-secesión por la Asamblea Nacional del Pueblo y el desarrollo de la reforma constitucional en Taiwán incrementarán la tensión de un conflicto que supone una seria amenaza no sólo para la seguridad de China y Taiwán sino también para Estados Unidos y Japón. En este contexto, sólo una modificación en las bases de legitimidad sobre las que se sostienen el gobierno de Pekín y el de Taipei, que redujese la relevancia de la cuestión nacionalista, puede producir una distensión significativa y duradera entre ambas partes. El análisis muestra, en primer lugar, los términos en que se desarrollaron las negociaciones entre Pekín y Taipei durante el periodo autoritario en Taiwán. A continuación se expone cómo el desacuerdo sobre el principio de una sola China ha dejado en punto muerto dichas negociaciones. En tercer lugar, se constata el fracaso de cada una de las partes por traducir en ventajas políticas los crecientes intercambios privados entre ellas. Por un lado, Taipei no ha conseguido que el Partido Comunista Chino (PCC) modifique las líneas directrices de su política hacia Taiwán (mantenimiento del principio de una sola China y reserva del derecho al uso de la fuerza). Por otro lado, Pekín no ha logrado que la identidad nacional de los taiwaneses evolucione en un sentido que favorezca la reunificación con la China continental, ni que el gobierno taiwanés acepte el principio de una sola China ante la presión de las elites económicas taiwanesas. Por último, se presentan algunas recomendaciones que ambos gobiernos podrían valorar con vistas a reentablar las negociaciones que abandonaron en 1999

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