En el transcurso del tiempo y por la conjunción de diversos factores, se incrementó la participación femenina en las actividades remuneradas, al mismo tiempo que aumentaron las responsabilidades familiares de las mujeres. En los años de crisis económica como la de 2008-2010, las pérdidas de empleo masculino en diversos sectores fueron más que compensadas por un fuerte aumento del trabajo femenino, particularmente en las actividades independientes. Una pequeña fracción de las remesas internacionales contribuyó al incremento de las actividades femeninas no asalariadas. Sin embargo, al analizar las trayectorias de los micronegocios en el transcurso del tiempo a partir de los datos de las encuestas ENOE del INEGI del periodo 2005-2012, estas actividades femeninas independientes parecen mucho más frágiles y efímeras que las actividades independientes de los hombres