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La recerca de la igualtat a través de les polítiques educatives: abast i límits

Abstract

Este artículo examina el papel de la educación en la reducción de la desigualdad social y económica. Aunque la relación positiva entre el nivel educativo de un individuo y su sueldo sugiere que la igualación del acceso a educación resultará en una distribución económica más semejante, estructuras sociales y económicas muy desiguales pueden disminuir el poder del sistema educativo para aumentar la igualdad. Dos puntos claves emergen de este discurso: (1) La única manera de reducir la desigualdad social y económica es seguir políticas que igualen con eficacia la distribución de recursos y riquezas en la sociedad y (2) la calidad de la educación y el acceso a la misma puede tener un efecto significativo sobre la desigualdad económica y social. El autor examina varias reformas educativas y cómo éstas pueden o no contribuir a una mayor igualdad en la distribución de la educación y, por tanto, a una mayor igualdad económica y social. Las reformas menos eficaces incluyen reformas “estructurales” como la descentralización y la privatización. Reformas para mejorar la calidad de los profesores, como aumentar las horas que los profesores enseñan, igualar la distribución de la calidad de los profesores, y aumentar la capacidad de los profesores, han demostrado conseguir mayor igualdad educativa. Aunque estas reformas son más costosas y políticamente más difíciles que otras que se han implementado durante los últimos veinte años, representan la mejor oportunidad para hacer que la educación aumente la igualdad social y económica. ___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________ Cet article examine le rôle de l’enseignement dans la réduction des inégalités sociales et économiques. Bien que le rapport positif entre le niveau éducatif d’un individu et son salaire suggère que le nivellement de l’accès à l’enseignement aura pour résultat une distribution économique plus égalitaire, des structures sociales et économiques très inégales peuvent diminuer le rôle du système éducatif pour augmenter l’égalité. Deux points-clés émergent de ce discours : (1) la seule manière de réduire les inégalités sociales et économiques est de poursuivre des politiques qui égalisent de manière efficace la distribution des ressources et des richesses dans la société ; et (2) la qualité de l’enseignement et l’accès à celui-ci peuvent avoir un effet significatif sur les inégalités économiques et sociales. L’auteur examine diverses réformes éducatives ainsi que la manière dont celles-ci peuvent ou non contribuer à une plus grande égalité dans la distribution de l’enseignement et, par conséquent, à une plus grande égalité économique et sociale. Les réformes moins efficaces comprennent les réformes « structurelles » telles que la décentralisation et la privatisation. Les réformes pour améliorer la qualité des professeurs, comme augmenter le nombre d’heures qu’ils effectuent, niveler la distribution de la qualité de ceuxci, et augmenter leur capacité, ont montré qu’elles permettent d’obtenir une meilleure égalité éducative. Bien que ces réformes soient plus coûteuses et politiquement plus difficiles que d’autres qui ont été mises en oeuvre au cours de ces vingt dernières années, elles représentent une plus grande chance pour faire en sorte que l’enseignement fasse augmenter l’égalité sociale et économique.This article examines the role of education in reducing social and economic inequality. Despite the positive relationship between an individual’s level of education and his/her salary - suggesting that equal access to education would ensure a more equitable distribution of wealth - social and economic structures which promote inequality can counteract the efforts of the education system in this regard. Two key points emerge from this argument: (1) the only way to reduce social and economic inequality is to pursue policies which foster the equal distribution of resources and wealth in society; and (2) access to quality education can have a significant impact on social and economic inequality. The author examines a number of educational reforms in terms of their contribution to increasing equality both within education itself, and in the economic and social arena. The least effective reforms include those of a ‘structural’ nature, such as decentralization and privatization. Measures which focus on improving the quality of teaching – such as increasing the number of hours taught by individual teachers, ensuring an equal distribution of quality teachers, and developing teaching skills – are shown to produce greater educational equality. While such reforms are more costly and politically more difficult than many which have been implemented in the last twenty years, they still represent the best opportunity for education to encourage social and economic equality.Este artículo examina el papel de la educación en la reducción de la desigualdad social y económica. Aunque la relación positiva entre el nivel educativo de un individuo y su sueldo sugiere que la igualación del acceso a educación resultará en una distribución económica más semejante, estructuras sociales y económicas muy desiguales pueden disminuir el poder del sistema educativo para aumentar la igualdad. Dos puntos claves emergen de este discurso: (1) La única manera de reducir la desigualdad social y económica es seguir políticas que igualen con eficacia la distribución de recursos y riquezas en la sociedad y (2) la calidad de la educación y el acceso a la misma puede tener un efecto significativo sobre la desigualdad económica y social. El autor examina varias reformas educativas y cómo éstas pueden o no contribuir a una mayor igualdad en la distribución de la educación y, por tanto, a una mayor igualdad económica y social. Las reformas menos eficaces incluyen reformas “estructurales” como la descentralización y la privatización. Reformas para mejorar la calidad de los profesores, como aumentar las horas que los profesores enseñan, igualar la distribución de la calidad de los profesores, y aumentar la capacidad de los profesores, han demostrado conseguir mayor igualdad educativa. Aunque estas reformas son más costosas y políticamente más difíciles que otras que se han implementado durante los últimos veinte años, representan la mejor oportunidad para hacer que la educación aumente la igualdad social y económica

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