Desde sus inicios, el cine del Oeste ha fascinado a los europeos. En el Viejo Mundo siempre suscitará emociones el hecho de que, en plena edad contemporánea, existiera todavía un reducto de magia y leyenda, un paraíso virgen que había de ser conquistado y cuya gesta se hiciera eco de las más arraigadas epopeyas de la cultura europea. Esto mismo fue lo que hizo el cine de Hollywood, elevando a la categoría de mito su pasado más reciente y cristalizando la identidad cultural e histórica de los Estados Unidos