Después de un largo desarrollo tortuoso pero heroico, precisamente en la etapa más elevada de su conciencia, cuando la historia está dejando de ser un destino ciego y llegando a ser, cada vez más, la propia creación del hombre, con el abandono de las utopías, el hombre perdería su facultada para configurar la historia y, con ello, su capacidad para comprenderla.Licenciado en Ciencias de la Educación. Especialidad de FilosofíaCuenc