research

Juan Ramón Jiménez en el exilio de las Américas : Entre la ética y la estética, EE.UU y El Cono Sur: 1936, 1939-1951

Abstract

Quedar aislado culturalmente en el territorio de acogida es uno de los obstáculos más nocivos que afectan a los creadores en el destierro En el extenso espacio del exilio de las Españas de 1939, se forjó una nomenclatura benigna para designar como “transtierro”, según lo llamó José Gaos, el caso de la recepción positiva en un entorno afín: caso de los intelectuales españoles que se acogieron al asilo de países como Cuba o México.1 En esa línea de pensamiento, Juan Ramón se sintió “coterrado” en sus diferentes residencies caribeñas (Puerto Rico 1936 y 1951-1958, Cuba 1937-1939). Pero durante más de la mitad de su exilio, en la época de EE. UU., entre 1939 y 1951, el escritor permaneció segregado tras el muro lingüístico de la lengua inglesa que conocía pero que no le agradaba utilizar.2 Aprovechando la capacidad nativa de su fiel compañera, Zenobia Camprubí, que se ocupaba de los detalles de la vida práctica, logró sobrevivir durante aquellos años aunque la imposibilidad de hablar español de forma cotidiana o la asociación de paisajes locales con el recuerdo de espacios españoles le sumió repetidas veces en varias depresiones tanto en Coral Gables como en Wahington, por lo que Zenobia decidió trasladarlo a Puerto Rico en 1951 para que recuperase su tono vital, lo cual logró hasta el fallecimiento de su mujer en 1956. “El destierro de mi lengua diferente, superior a toda alegría, a toda indiferencia, a toda libertad, a toda pena. No la puedo soportar. Porque ‘desterrado’, no tener lenguas mías a mi alrededor, no hago nada, no soy nadie, estoy más muerto que muerto, estoy perdido” (Guerra en España 48). (Párrafo extraído a modo de resumen)Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS

    Similar works