Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad de León
Abstract
La transmisión del SARS-CoV-2 generalmente ocurre por gotitas respiratorias de diferente
tamaño. Los síntomas de presentación suelen incluir fiebre, tos, astenia, mialgia
o disnea. La mayoría de las personas infectadas son asintomáticas o tienen una
enfermedad leve, pero una minoría desarrolla insuficiencia respiratoria progresiva
que requiere hospitalización y soporte respiratorio. El tratamiento es fundamentalmente
de soporte, sin embargo, en pacientes hospitalizados, algunos agentes antivirales
directos (administrados durante los primeros días de la infección) y el tratamiento
inmunomodulador con esteroides y bloqueadores de citocinas (en el periodo de
hiperinflamación), pueden mejorar el pronóstico. No obstante, se necesitan nuevas
moléculas antivirales frente a SARS-CoV-2, con buena tolerancia y que se puedan administrar
por vía oral, para evitar la progresión de la enfermedad, prevenir el contagio
en pacientes de riesgo y cortar la cadena de transmisión. La duración exacta de la
inmunidad después de la infección natural o la vacunación aún espera un estudio de
seguimiento a largo plazo. Después de una COVID aguda, un número significativo de
pacientes desarrollan diversos síntomas persistentes que, en la mayoría de personas,
mejoran espontáneamente a lo largo de las semanas o meses siguientes.
La pandemia de COVID-19 ha provocado millones de infecciones en todo el mundo,
con morbi-mortalidad significativa, y generado una tensión extrema en los
sistemas sanitarios y económicos. La buena noticia es la aparición de vacunas
muy eficaces que están ayudando a controlar la enfermedad en países desarrollados;
de su implementación masiva durante los próximos meses, incluyendo a los
países con menos recursos, va a depender el control adecuado de esta pandemia