La crisis bancaria argentina de 2001 no fue producto de una crisis fiscal que afectó a un sistema por lo demás sólido, sino que fue consecuencia de vulnerabilidades propias del sistema financiero, fomentadas por una mala regulación del riesgo cambiario y crediticio, tanto del sector no transable como del sector público. La garantía implícita al sector bancario otorgada por la adopción de la convertibilidad aumentó en gran medida los pasivos contingentes del gobierno. Esto a su vez afectó su solvencia y propició una corrida bancaria y cambiaria que culminaría en un colapso político, económico e institucional. La crisis presenta similitudes con aquellas sufridas por los países asiáticos en 1997; sin embargo, al intentar trasladar un modelo de una situación a la otra destacan sus características distintivas: el fuerte default, la confiscación de los depósitos y la licuación del gasto público. Dada la situación del sistema bancario a mediados de 2015, es poco probable que derive en una crisis similar a la de 2001 debido a la capacidad del Banco Central de actuar como prestamista de última instancia. Sí es posible que desemboque en una crisis similar a las de la década de los 80, en las cuales el Banco Central emite desmesuradamente para financiar al gobierno y para rescatar al sistema bancario, generando una espiral inflacionaria.Fil: Degiovanni, Pedro Gabriel. Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Ciencias Económicas; Argentina