En los últimos años la dinámica productiva del cerdo de abasto ha tendido a la consecución de animales con poca grasa y elevado porcentaje de músculo. La demanda de los consumidores de carnes magras por un lado y la acuciante necesidad de abaratar los costes de producción por otro, han originado que la selección, la alimentación y el manejo se hayan puesto al servicio de tal objetivo