En 1945, el profesor Guido Beck ocupaba un humilde puesto de astrónomo de Tercera en el Observatorio de Córdoba; esta baja posición en el escalafón ministerial podría hacer pensar que su importancia en la cultura científica argentina no era demasiado grande, pero tal juicio sería por completo erróneo. Llegado al país solo dos años atrás, Beck había logrado reunir a su alrededor un grupo de jóvenes entusiastas, a los cuales iniciaba-en las reuniones del Núcleo- de Física en los •misterios de la Física contemporánea, y los -frutos de la labor de investigación no hablan tardado en surgir. El propio Beck continuaba con sus trabajos de investigación, especialmente sobre la temática de la Física Nuclear