Comenzamos nuestra exposición distinguiendo entre leyes de la naturaleza y leyes científicas.
Si existieran las primeras -probablemente descendientes de la visión onto-teológica de Descartes
y Newton-, ellas serían un reflejo especular de la realidad. A pesar de que se debe reconocer que
son continuamente invocadas en la práctica científica por los mismos científicos, es dudoso que
tales leyes están o que, en presencia de ellas, podamos justificar que son tales. Las leyes naturales
serían de valor irrestricto pata el dominio que se les atribuye y eso es algo que nunca estaríamos
en condiciones de demostrar Específicamente, asegurar que no existen contraejemplos y que
la ley se cumple universal y necesariamente. El análisis hecho por R. Grere (1999, 85-96) sobre
la pretendida ley natural de la gravitación universal brida buenos argumentos en este sentido,
sobre todo porque le muestra que no se pueden recrear las condiciones ideales bajo las cuales
se cumplirían estrictamente las leyes de la mecánica. Además y como es conocido, siempre
subsiste el problema del cumplimiento efectivo de la cláusula "ceteris paribus", que hoy con razón,es
denominada "ceteris ausentibus" .Finalmente, la historia de la ciencia da buenos argumentos para dejar
de lado la temeraria afirmación que estamos frente a leyes de inexorable cumplimiento