Pretender cubrir en una exposición el conjunto del desarrollo de la lógica en el siglo XIX resulta impensable, entre otras razones por la multitud de trabajos que han aparecido en los últimos años sobre aspectos puntuales y sobre periodos definidos del mismo. Más aún, algunas presentaciones globales que sólo intentan ser, por su misma naturaleza, esquemáticas o aún bibliográficas, contienen o aluden a tal riqueza que confirman lo difícilmente abarcable del lapso referido. No es tampoco necesario recordar la fertilidad y amplitud, perfectible como es obvio, de los trabajos monográficos sobre los aportes principales de Boole, Frege, Peana, quienes son reconocidos alternativamente como los fundadores de la lógica nuestra