El análisis estadístico de la mortalidad y las temperaturas diarias registradas en Barcelona y su ajuste mediante funciones polinómicas permite establecer la relación existente entre ambas variables y estimar los posibles efectos de un incremento climático de las temperaturas, limitado a uno o dos grados centígrados, que previsiblemente tendrá lugar antes de finalizar el presente siglo, si se cumplen los pronósticos anunciados en los recientes informes del IPCC. Los cálculos realizados ponen de manifiesto la relación entre las temperaturas y el número de fallecimientos y sugieren un futuro incremento de la mortalidad durante el verano y un descenso estimable a lo largo de las restantes estaciones, sobre todo en invierno y primavera. A pesar de que el previsible incremento de las temperaturas pueda acarrear un aumento del número de muertos durante los meses más calurosos del año inferior a los descensos calculados para los restantes meses, resulta totalmente necesario el establecimiento de sistemas eficaces de alerta, aviso y soporte a la población más sensible a las condiciones atmosféricas extremas. Tales sistemas, además de prever e informar ampliamente sobre la inminencia de episodios que comporten riesgos graves para la salud, deben contar con la colaboración de especialistas sanitarios preparados para ayudar a las personas carentes de medios que precisen una especial atenció