Pablo, en la Epístola a los romanos, al hablar del amor de Dios a los
hombres, aplicaba a Dios en relación a su Hijo una actitud semejante a la de
Abraham respecto a su hijo Isaac, y lo hacía, como era normal,
reproduciendo "casi literalmente" palabras del Antiguo Testamento, en este
caso del Génesis. Se narra aquí, como es bien sabido, la historia del sacrificio
de Isaac, o, por mejor decir, se refiere la disponibilidad de Abraham para
ofrecerlo, según Dios le había pedido. Las palabras que nos interesan ahora
son las que Abraham escucha del ángel, el cual le transmite el mensaje de
Dios, en el preciso momento en que era inminente la ofrenda de su hijo