No es posible el crecimiento continuo en un planeta limitado. No sólo estamos
destrozando el planeta a un ritmo acelerado, sino que estamos condenando a las futuras generaciones
a heredar un planeta arrasado y esquilmado de sus recursos naturales. La única alternativa
es el decrecimiento, aprender a vivir mejor con menos. Esto no sólo significa un cambio de
paradigma sino un trabajo de liberación de las mentalidades y de descolonización del imaginario
dominante. Se trata de educar en un estilo de vida de sobriedad voluntaria que sea universalizable
a todo el planeta y de generar políticas educativas también acordes con este modelo, que rompan
la razón productivista que impregna todas las reformas educativas emprendidas a nivel mundial.
Formar al futuro profesorado y al profesorado en ejercicio para descolonizar el imaginario capitalista
dominante es una forma de intervención socioeducativa emancipadora más urgente y
necesaria que nunc