La UE, ¿actor principal o secundario en el Próximo Oriente? La Conferencia de Barcelona de 1995

Abstract

<p><span style="font-size: 12px; font-family: sans-serif;">En las últimas décadas, el Mediterráneo Oriental ha ido convirtiéndose en una zona cada vez más relevante para la UE, lo que explica su interés en desarrollar un papel político creciente en la región con vistas a cooperar en la estabilización de la misma, tratando de evitar el verse afectada por las consecuencias de las recurrentes crisis que han tenido lugar en ella. Pero este proyecto ha chocado continuamente con un decisivo obstáculo: la persistencia del conflicto árabe-israelí. Si los europeos manejaban la hipótesis de que la construcción de una red de interrelaciones entre los países y los pueblos del Próximo Oriente facilitaría la creación de unas condiciones favorables para la paz, la realidad demostró que el orden de los factores era el inverso. De ahí que, en la práctica, Europa optara por intentar sacar adelante iniciativas de colaboración bilaterales o subregionales, eludiendo el permanente escollo del conflicto árabe-israelí. En cualquier caso, una política mediterránea de la UE en un marco de permanencia de ese contencioso se verá permanentemente lastrada en sus resultados, impidiendo la construcción de una comunidad basada en los valores de paz, estabilidad y seguridad proclamados en Barcelona.</span></p><p><span style="font-family: Arial;">______________________</span></p><p><strong><span style="font-family: Arial;">ABSTRACT:</span></strong></p><p>In the last decades, the Eastern Mediterranean has been becoming a significant area for the UE, which explains its interest in developing an increasing its political role in those regions with the purpose of cooperating in its stabilization, trying to avoid, where possible, the consequences of the recurring crisis that have taken place there. But this project has constantly run into a decisive obstacle: the persistence of the Israeli-Palestinian conflict. If the Europeans handled the hypothesis that the construction of a network of interrelations between Next East countries and towns would facilitate the creation of favorable conditions for the peace, the reality demonstrated that the order of factors was inverse. For that reason, actually, Europe chose to try to remove previous initiatives in order to facilitate bilateral or subregional collaboration, eluding the permanent stumbling block of the Israeli-Palestinian conflict. In any case, an European Union's Mediterranean policy in a context of permanence of that conflict, will always get bad results, preventing the construction of a community based on the values of peace, stability and security, such as it was proclaimed in Barcelona.</p

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