Parece que la política internacional de nuestros días puede ser explicada en los mismos términos del mundo que describió y pensó muy fehacientemente Hobbes y no Kant. En ese marco, Kenneth Waltz en su obra "Teoría de la Política Internacional" (1978) explica que el mundo se encuentra frente a un estado de guerra, pero no a través de la significación común de que “la guerra sea constante sino en el sentido de que cada Estado puede decidir por sí mismo cuando usar la fuerza, la guerra puede estallar en cualquier momento” (WALTZ, 1988: p. 151). Parece que el ecosistema internacional nos conlleva a pensar que este es tal estado de cosas en la política internacional de nuestros dias. De esta manera, el uso de la fuerza se transforma en recurso recurrente al que los Estados deciden invocar para dirimir sus intereses contrapuestos en un entorno descentralizado y desregulado. Allí reina un marco de inseguridad, donde las unidades políticas se preocupan en primer término por la supervivencia y la alta política se transforma en los tema de agenda del momento, tomando distancia de una posible desjerarquización de la misma mediante otras problemáticas que nos circundan y exigen una rápida resolución. Pero lo cierto, es que más allá de esta contextualización, tanto hacia el interior de la unidades políticas y como en el marco internacional, parece darse una constante confrontación en torno a la seguridad entre los denominados “los halcones”, que propugnan un accionar más asociado al uso de la fuerza y al unilateralismo, frente a otro grupo denominado “los búhos” que sostienen que es posible una resolución más pacífica de las controversias antes que usar la fuerza como instrumento.Instituto de Relaciones Internacionale