Royo Bordonada, Miguel Ángel

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Revista EspaÃ±ola de NutriciÃ³n Humana y DietÃ©tica

   28Resúmenes de ponenciasRev Esp Nutr Hum Diet. 2023; 27(Supl. 1): 28 - 29 VI Congreso de Alimentación, Nutrición y Dietética25 de noviembre de 2022PONENCIA_2Nutrición con el corazón:  Dietas Plant-Based en el ejercicio profesionalVI Congreso ANDwww.renhyd.orgBARCELONARESUMEN DE PONENCIAMESA DE DEBATENutrición comunitaria y salud pública Políticas alimentarias saludables y sostenibles para afrontar la crisis alimentariaMiguel Ángel Royo Bordonada1,*1Escuela Nacional de Sanidad, Instituto de Salud Carlos III, Ministerio de Ciencia e Innovación, Madrid, España. *mroyo@isciii.esCuando hablamos de crisis alimentaria nos referimos a los efectos negativos y potencialmente devastadores de la forma de alimentarnos en dos ámbitos: la salud y el medio ambien-te. La malnutrición en todas sus formas es la primera causa de carga global de enfermedad y responsable del 30% de las muertes en el mundo1. La malnutrición tiene tres caras: desnutrición (por defecto), obesidad (por exceso) y pobreza o mala calidad nutricional (por desequilibrio alimentario), que pueden presentarse juntas o por separado. Tras dos décadas de descenso lento pero continuado, el número de personas que pasan hambre en el mundo creció en 2020 hasta los 768 millones de personas, casi el 10% de la población mundial y 118 millones más que en 2019. Además, la inseguridad ali-mentaria moderada o grave lleva 6 años creciendo (también en España) y afecta a más del 30% de la población mundial2. El consumo de productos ultraprocesados (UP): alimentos y bebidas ricas en calorías, azúcares, sal y grasas de baja cali-dad y pobres en fibra, proteínas y micronutrientes esenciales, es el principal causante de malnutrición, porque conlleva un exceso de ingesta calórica, mala calidad nutricional y desplaza-miento en la dieta de alimentos saludables, frescos o mínima-mente procesados, contribuyendo a la epidemia de obesidad y enfermedades no transmisibles en el mundo3. La producción de alimentos es el principal causante de la degradación am-biental, la pérdida de biodiversidad y la extinción de especies. El sistema alimentario es responsable del 30% de los gases de efecto invernadero, principalmente por la producción indus-trial de carne, que causa dos tercios de estos gases, es decir, el 20% de todos los gases de efecto invernadero producidos en el mundo4. Además, el consumo de UP, incluidos los de-rivados de productos cárnicos, es responsable de más de un tercio de todos los efectos medioambientales relacionados con la alimentación. La progresiva penetración de los UP en todos los rincones del mundo constituye un problema de salud pública de primer orden, con un crecimiento de su consumo iniciado hace décadas en los países de altos ingresos, que se Miguel Ángel Royo Bordonada    Rev Esp Nutr Hum Diet. 2023; 27(Supl. 1): 28 - 29    29VI Congreso de Alimentación, Nutrición y Dietética Políticas alimentarias saludables y sostenibles para afrontar la crisis alimentaria     de captura corporativa que algunos sectores de la industria alimentaria, en particular la industria de los UP y las mega-granjas, utilizan para oponerse a estas medidas y defender sus intereses privados en detrimento del bien común. Ello exige contrarrestar la narrativa dominante, promover campañas de comunicación y concienciación social, y establecer reglas del juego justas, mediante alianzas de científicos y profesionales de salud pública con organizaciones y movimientos de la socie-dad civil, al estilo del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco10.  conflicto de intereses El autor expresa que no existen conflictos de interés al reali-zar el manuscrito.      referencias (1) GBD 2019 Risk Factors Collaborators. Global burden of 87 risk factors in 204 countries and territories, 1990-2019: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2019. Lancet. 2020; 396: 1223-49. (2) FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF. 2021. El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2021. Roma, FAO.(3) Elizabeth L, Machado P, Zinöcker M, et al. Ultra-Processed Foods and Health Outcomes: A Narrative Review. Nutrients. 2020; 12: 1955. (4) Willett W, Rockström J, Loken B, et al. Food in the Anthropocene: the EAT-Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems. Lancet. 2019; 393: 447-92. (5) Moodie R, Bennett E, Kwong EJL, et al. Ultra-Processed Profits: The Political Economy of Countering the Global Spread of Ultra-Processed Foods – A Synthesis Review on the Market and Political Practices of Transnational Food Corporations and Strategic Public Health Responses. Int J Health Policy Manag. 2021; x(x), 1-15. (6) World Health Organization. Global action plan for the prevention and control of noncommunicable diseases 2013-2020. Geneva: World Health Organization; 2013.(7) Hawkes C, Jewell J, Allen K. A food policy package for healthy diets and the prevention of obesity and diet-related non-communicable diseases: the NOURISHING framework. Obes Rev. 2013; 14: 159-68.(8) Popkin BM, Barquera S, Corvalan C, et al. Towards unified and impactful policies to reduce ultra-processed food consumption and promote healthier eating. Lancet Diabetes Endocrinol. 2021; S2213-8587(21)00078-4. (9) Royo-Bordonada MÁ, Rodríguez-Artalejo F, Bes-Rastrollo M, et al., en nombre del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Epidemiología. Políticas alimentarias para prevenir la obesidad y las principales enfermedades no transmisibles en España: querer es poder. Gac Sanit. 2019; 33(6): 584-92. (10) Royo Bordonada MÁ. Captura corporativa de la salud pública. Rev Bio y Der. 2019; 45: 25-41.    ha disparado en años recientes en los países de bajos y medios ingresos. La producción y distribución masiva de UP, acompa-ñada de agresivas campañas de marketing para promocionar su consumo, están detrás de este cambio global en los patro-nes alimentarios5. El bajo precio de los UP, que se elaboran con materias primas baratas, de mala calidad, impulsa un mayor consumo de los mismos, al hacerlos asequibles para la mayo-ría de la población. Si a esto sumamos su alta palatabilidad, que estimula aún más su consumo, se cierra un círculo vicioso en el que la industria agroalimentaria tiene todos los incenti-vos para seguir produciendo y promocionando el consumo de UP. De mantenerse las tendencias actuales en la producción, distribución y promoción de UP, el coste global en términos de impacto en salud y medioambiental podría resultar insosteni-ble en las próximas décadas.Para prevenir los futuros efectos devastadores de la crisis ali-mentaria necesitamos una gran transformación del sistema agroalimentario que fomente la producción de alimentos salu-dables y sostenibles, principalmente de origen vegetal, frescos o mínimamente procesados, y que desincentive la producción industrial de carne y sus derivados y de todo tipo de UP por las corporaciones alimentarias. La implantación de políticas agroalimentarias para promover un cambio en los patrones de producción y consumo de alimentos, facilitando el acceso generalizado a una dieta saludable, constituye el mejor me-dio de impulsar esa transformación. La Organización Mundial de la Salud y varios grupos de expertos han elaborado una batería de políticas agroalimentarias saludables y sostenibles para mover a los países a la acción, articuladas en tres pilares: sistema alimentario, cambio de comportamiento y entorno alimentario4–8. La principal de estas propuestas es la adopción global de una dieta basada en productos vegetales, mediante la adopción de una batería de políticas agroalimentarias. Por un lado, políticas agrarias que desincentiven la producción in-dustrial de carne en macrogranjas, y fomenten, en su lugar, la ganadería sostenible, en pequeñas granjas bien dimensio-nadas y integradas en su entorno para evitar impactos am-bientales negativos, y la producción de proteínas de origen vegetal. Y por otro lado, políticas alimentarias que promuevan el consumo de alimentos saludables y sostenibles, como las propuestas por el grupo de nutrición de la Sociedad Española de Epidemiología: políticas de precios, que incluyen subsidios para que los grupos vulnerables puedan adquirir alimentos saludables e impuestos a los no saludables, como las bebidas azucaradas, regulación de la publicidad de UP, implantación de un sistema de etiquetado frontal interpretativo y promo-ción de una oferta alimentaria saludable y sostenible en todos los centros públicos, junto con restricciones a la venta de los UP, mediante las correspondientes políticas de compra públi-ca de alimentos9.  Para hacer realidad las políticas agroalimentarias saludables y sostenibles es preciso documentar y denunciar las tácticas 

Políticas alimentarias saludables y sostenibles para afrontar la crisis alimentaria

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