La praxis no es jamás una reproducción idéntica de las cosas de nuestra vida: ella la crea y la modifica. Por eso toda sociedad está constantemente amenazada por la no reproducción, sus estructuras están cargadas de eventos potenciales o efectivos de los cuales unos la dejan dentro de sus límites de variaciones y otros preparan las condiciones de su transformación. Así, la integración de la sociedad burguesa no es sino provisional, aleatoria. Ella debe ser reconquistada sin cesar y ese simple movimiento la cambia. Partes enteras de las ideas revolucionarias del Siglo XIX y del marxismo fueron poco a poco absorbidas por la ideología dominante, y manifiestan la presencia, al seno mismo del sistema burgués contemporáneo, del materialismo revolucionario. En sentido inverso, otras partes del pensamiento revolucionario fueron poco a poco ahogadas por la ideología y marcan en vano el fracaso o la desaparición de una utopía. Nuestra lengua, sobre todo en el nivel semántico, es mucho más que un reflejo de la evolución económica y social; ella manifiesta y expresa la lucha de clases, los enfrentamientos históricos y las correlaciones de fuerzas que dibujan el vasto campo de nuestros futuros posibles, de los cuales ninguno es una simple reproducción idéntica de nuestras condiciones de vida actual”. (LABBE, 1977: 202)Praxis is never an identical reproduction of the things in our lives: it creates and modifies them. That is why every society is constantly threatened by non-reproduction, its structures are loaded with potential or actual events, some of which leave it within its limits of variation and others prepare the conditions for its transformation. Thus, the integration of bourgeois society is only provisional, random. She must be constantly reconquered and that simple movement changes her. Entire parts of the revolutionary ideas of the 19th century and of Marxism were gradually absorbed into the dominant ideology, and manifest the presence, within the contemporary bourgeois system, of revolutionary materialism. Conversely, other parts of revolutionary thought were gradually drowned out by ideology and vainly mark the failure or disappearance of a utopia. Our language, especially at the semantic level, is much more than a reflection of economic and social evolution; it manifests and expresses the class struggle, the historical confrontations and the correlations of forces that draw the vast field of our possible futures, of which none is a simple identical reproduction of our current living conditions”. (LABBE, 1977: 202