Uno de los problemas más frecuentes que debe enfrentar el clínico es la evaluación del paciente a quien se le practicará una intervención quirúrgica, evaluación que implica responsabilidad, ya que el riesgo de Morbi-Mortalidad resultante en la preparación preoperatoria, anestesia, operación en sí y convalecencia, períodos en los que cualquier problema cardíaco agudo que se desarrolle, será descargado sobre sus hombros. Al evaluar el paciente y autorizar la operación, el clínico está asegurando al paciente, al cirujano y al anestesiólogo que el paciente tiene un determinado riesgo para la operación pro puesta, teniendo en consideración que nunca pueden darse garantías absolutas