El presente artículo analiza el efecto del huracán Stan en el ascenso de la línea de vulnerabilidad. Los fenómenos socio-naturales, terremotos, huracanes, tormentas tropicales, etc., han impactado tradicionalmente a los salvadoreños que viven en situación de pobreza; sin embargo, desde el terremoto del 2001 la línea de vulnerabilidad ha ascendido notablemente. Ciertos espacios geográficos habitados por sectores de ingresos medios se han ubicado en los últimos años bajo la línea de vulnerabilidad

Argueta Hernández, Ricardo Antonio

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79 Humanidades ACTUALIDAD El huracán Stan y el ascenso de la línea de vulnerabilidad en El Salvador Por Ricardo Antonio Argueta Hernández rarguetahernandez@yahoo.es  Escuela de Ciencias Sociales, UES Resumen El presente artículo analiza el efecto del huracán Stan en el ascenso de la línea de vulnerabilidad Los fenómenos socio-naturales• terremotos, huracanes, tor-mentas tropicales, etc, han impactado tradicionalmente a los salvadoreños que viven en situación de pobreza; sin embargo, desde el terremoto del 2001 la línea de vulnerabilidad ha ascendido notablemente. Ciertos espacios geográfi-cos habitados por sectores de ingresos medios se han ubicado en los últimos años bajo la línea de vulnerabilidad Durante la primera semana del mes de octubre El Salvador fue azotado por dos eventos naturales: la erupción del vol-cán Ilamatepec en el departamento de Santa Ana y por el huracán Stan, el cual golpeó también a la vecina república de Guatemala y el sur de México. Stan dejó al descubierto una vez más la alta vul-nerabilidad de nuestro territorio y la si-tuación de riesgo en que viven miles de salvadoreños. Datos preliminares seña-lan que el huracán provocó varias dece-nas de muertos y más de 72,000 mil dam-nificados, muchos de los cuales perdie-ron el poco patrimonio que tenían, que-dando literalmente en la calle. A lo an-terior hay que agregar los daños en alre-dedor de 300 Km. de carreteras, 117 es-cuelas, 10 unidades de salud, además de millonarias pérdidas en agricultura, vi-vienda y turismo. De acuerdo al Servicio Nacional de Estudios Territoriales (SNET), la can-tidad de lluvia que cayó en los primeros cinco días de la emergerícia superó a la que se recibió en todo septiembre. Algo a lo que los salvadoreños tendremos que acostumbramos ya que, de acuerdo a los especialistas, este tipo de fenómenos serán más frecuentes debido a la degra-dación ambiental. ¿Cuáles son las ense-ñanzas que nos deja Stan? ¿Cómo en-frentaremos los salvadoreños este tipo de amenazas en el futuro? Esas son al-gunas de las preguntas que intentaremos responder en este artículo. 1. La reacción del gobierno, la empresa privada y la sociedad en ge-neral ante la emergencia La atención de la emergencia com-prende la movilización social e Religiosidad - Edición No. E Humanidades 80 institucional necesaria para salvar vidas y bienes una vez que el fenómeno ya se ha presentado y para dar los primeros pasos hacia la recuperación de la comu-nidad después del desastre. En el caso de Stan la reacción del gobierno dejó mucho que desear. Resul-ta curioso que en esta ocasión los espe-cialistas del SNET no fueron tan efecti-vos en señalar la fuerza del huracán—como sí lo hicieron en el caso de Adrián—, lo cual hubiese posibilitado resguardar a la población que se encuen-tra en situación de riesgo antes de que ocurrieran las tragedias que se cobraron la vida de varias decenas de connacionales. El comité de Emergencia Nacio-nal (COEN) habilitó hasta un máximo de 553 albergues a nivel nacional. No obstante, el gobierno reaccionó cuando la crisis ya estaba encima lo cual reper-cutió en una atención bastante desorga-nizada a los damnificados. Eran frecuen-tes las quejas por la falta de colchonetas en los albergues. A ello hay que agregar que el partido ARENA utilizó la distri-bución de la ayuda a los damnificados para hacer propaganda electoral. En las cuñas publicitarias televisivas era fre-cuente ver al candidato a alcalde de San Salvador, Rodrigo Samayoa, entregando ayuda a los afectados. La empresa privada, por su parte, asumió la responsabilidad de recibir la ayuda, administrarla y despacharla a los albergues. Ante la emergencia ese papel era lo menos que podía asumir la Asocia-ción Nacional de la Empresa Privada (ANEP) si consideramos que algunas aso-ciadas a esta gremial, las empresas cons-tructoras y financieras, tienen una alta cuota de responsabilidad en lo sucedido. La reacción de la gente del común, de la iglesia y de los cuerpos de socorro resultó en muchos casos más efectiva que la del mismo gobierno. La solidari-dad de una buena parte de la población que se apersonó a los centros de acopio para colaborar con víveres y otro tipo de productos para apoyar a los damnificados demostró una vez más la actitud solidaria de una buena parte de salvadoreños. Hay que señalar que la ayuda de la comunidad internacional también fue importante. La solidaridad de varios paí-ses europeos (Francia, España, Alema-nia) y latinoamericanos (Venezuela, Cuba, México), quienes hicieron impor-tantes donaciones de recursos al Estado para hacer frente a las necesidades de los afectados. 2. Ascenso de la línea de vulnerabili-dad ¿Quiénes son los responsables? Días después de ocurrido el hura-cán un periódico señalaba que el 65% del territorio salvadoreño se encuentra en situación de riesgo. Entendemos el riesgo como el producto de multiplicar la amenaza por la vulnerabilidad. Sabe-mos de sobra que El Salvador es un país amenazado por fallas geológicas, las cua-les pueden provocar en cualquier momen-to sismos, terremotos o erupciones. A esas amenazas hay que agregar las hidrometereológicas o climáticas como los huracanes, tormentas tropicales, sequías, inundaciones, desbordamientos, etc. La vulnerabilidad es la debilidad frente a las amenazas y la incapacidad de recuperarse después de que ha existi-do un desastre. La amenaza y vulnerabi-lidad son como una mecha y una bom-ba, al juntarse se convierten en la posi- Relig iosidad - Edición No. 8 Humanidades 81 bilidad de que se presente un desastre. En ese sentido, ¿qué tan vulnerables so-mos los salvadoreños al desastre? Y ¿por qué ha ascendido la línea de la vulnera-bilidad? Hay que estar concientes que la amenaza de los terremotos y los huraca-nes estarán siempre presente sobre nues-tro territorio debido al espacio geográfi-co y ecológico en el cual se ubica. Sin embargo, Stan demostró que la línea de vulnerabilidad ha ascendido notable-mente. Es tradición que los grupos so-ciales más afectados con este tipo de eventos han sido los de menores ingre-sos. Es decir, ha existido por años una correlación entre línea de pobreza y li-nea de vulnerabilidad. No obstante desde el año 2001 cuando un derrumbe en la Cordillera del Bálsamo sepultó varias decenas de ca-sas ubicadas en la colonia Las Colinas de Santa Tecla, hemos visto como la debilidad frente a las amenazas se ex-tiende desde los sectores pobres hasta ciertos sectores de ingresos medios. Empero, las razones que han provocado el ascenso en la línea de vulnerabilidad no son las mismas para todos. A los más pobres, el tipo de orga-nización económica imperante en El Sal-vador los obliga a habitar lugares proclives al riesgo. La gente que vive en los linderos de los ríos o barrancos no está ahí porque quiera sino porque no tiene otra opción habitacional. De sobra sabemos que esa gente no es sujeto de crédito para adquirir vivienda, entonces no tiene otra alternativa que ubicarse en zonas marginales. Sin embargo, otro sec-tor de ingresos medios, sujeto de crédito para adquirir una vivienda en espacios geográficos que hasta antes del huracán Religiosidad - Edición No. 8 eran considerados privilegiados se dan cuenta recién ha pasado el fenómeno que están a la merced de un deslave, un de-rrumbe o una inundación que destruya su patrimonio y acabe con sus vidas. En el primer caso, los que están en situación de riesgo son producto del desinterés del Estado y de la falta de vi-sión social de los empresarios. El Esta-do porque nunca se ha preocupado por ayudar a esta gente a salir de su situa-ción de pobreza, y la empresa privada, la banca y las constructoras especialmen-te, por no tener una visión social que permita que estas personas sean sujetas de crédito. En el segundo caso, esta po-blación de ingresos medios ha sido in-troducida bajo la línea de vulnerabilidad por la voracidad del mercado. Para de-cirlo claro, los constructores y la banca que financia estos proyectos habitacionales son los responsables di-rectos de construir en lugares proclives a un desastre. El grupo Roble, por ejemplo, sabe que al construir al pie de la cordillera del Bálsamo o en las faldas del volcán de San Salvador, sin antes hacer obras de mitigación o asegurarse que el terre-no es apto para urbanizar se vuelve res-ponsable de los desastres que se puedan suceder. De la misma manera son respon-sables todos aquellos funcionarios que firman permisos de construcción a sabiendas que con esas acciones contri-buyen a deteriorar el medio ambiente y a incrementar la situación de vulnerabi-lidad de muchos salvadoreños. Esta gen-te debe responder por los daños y por las muertes ocasionadas. Humanidades 82 3. Después del desastre la reconstruc-ción: la necesidad de asumir respon-sabilidades ¿Quiénes serán los bene-ficiados? Pasado el desastre el gobierno hace un recuento de los daños. Según el presi-dente Saca el país necesita $229.5 mi-llones para recuperarse de Stan. De ese dinero se destinaría $15 millones a sa-lud, $30 millones a vivienda, $3. 25 mi-llones a educación, $40. 6 millones a agricultura, $15.2 millones para infraes-tructura básica, $119.7 millones para obras públicas y $10 millones para la pequeña y mediana empresa. Las donaciones y la ayuda ofreci-da por la comunidad internacional cu-bren una cifra muy lejana a la necesaria, apenas $110 millones, lo cual indica que el resto tendrá que cubrirse con más en-deudamiento, con reorientación del pre-supuesto o en el peor de los casos no se cubrirá. El endeudamiento aumentará la carga fiscal, la reorientación de présta-mos provocará la desatención en otras áreas. No obstante, no se puede dejar en situación de vulnerabilidad a los afecta-dos y tampoco se puede dejar de recons-truir lo destruido por el huracán. Es en esta tarea que los máximos responsables de aumentar la linea de vulnerabilidad deben rendir cuentas. El gobierno ha prometido hacer obras de mitigación en la zona de la Cor-dillera del Bálsamo con lo cual se pre-tende sacar de la situación de riesgo a las colonias las Colinas y Pinares de Sui-za, áreas prioritarias en la reconstrucción, pero ¿Por qué debe ser solamente el Es-tado el que asuma la responsabilidad en ese asunto? ¿Cuánta es la ganancia que la banca y las constructoras han obteni- do de esos proyectos habitacionales que dañaron la cordillera? ¿Cuánta ganancia obtendrán en las obras de mitigación y reconstrucción? considerando que serán estas mismas empresas las encargadas de realizar las obras de reconstrucción y mitigación. Hasta ahora no hemos escu-chado que las empresas que dirigieron ese tipo de construcciones asuman nin-guna responsabilidad en la mitigación del riesgo. Al asumirsolamente el Estado la tarea de la reconstrucción y de las obras de mitigación estaríamos inmersos en un esquema perverso, en el cual la em-presa privada recibe las ganancias y la sociedad y la comunidad internacional (vía donaciones) corre con los gastos de prevención de riesgos. En tal sentido las reflexiones del empresario y presidente de la Fundación Empresarial para la Acción Social (FUNDEMAS), Roberto Murray Meza, quien recientemente señaló que tanto el gobierno central, las municipalidades y los empresarios deben revisar sus accio-nes después de las inundaciones son par-cialmente acertadas. Es decir, las decla-raciones del empresario no deben servir para medir la responsabilidad de todos por igual. Para Murray Meza no se trata de señalar culpables sino de asumirla res-ponsabilidad que todos tenemos; pero bueno hay empresarios voraces y funcio-narios corruptos que son los principal-mente culpables de las situaciones de riesgo y son ellos quienes deben asumir en primer lugar su responsabilidad. Al-gunos de estos han sido señalados direc-tamente por los afectados tal es el caso del empresario Orlando de Sola a quien los afectados de las comunidades El Religiosidad - Edición No. 8 Humanidades Cañito y Brisas II, han acusado de ser el responsable del desbordamiento de la quebrada El Garrobo. 4. Reflexión final Cualquier mapa de riesgo nos indica que no hay departamento en El Salvador que esté libre de sufrir deslizamientos o inun-daciones. En ese sentido para evitar que las condiciones en las cuales los fenó-menos de la naturaleza se convierten en eventos peligrosos se vuelve urgente, que desde el Estado se oriente a la sociedad a aplicar acciones tendientes a evitar los desastres. Lo anterior pasa por recono-cer que un desastre no es en sí un fenó-meno de la naturaleza o de origen hu-mano sino los efectos nocivos que esos fenómenos producen sobre una comu-nidad determinada. Stan nos ha demostrado hasta dón-de llega la línea de vulnerabilidad de nuestro país. Sin embargo, lo más impor-tante es saber ¿qué hacer? En primer lu-gar es importante que la sociedad com-prenda que el riesgo no es algo determi-nado por fuerzas sobrenaturales ni por fenómenos de la naturaleza sino que sur-ge del proceso de interacción continua permanente entre la comunidad huma-na y su entorno. En segundo lugar, es necesario re-visar las leyes para castigar a todos aque-llos funcionarios y empresarios inescrupulosos que actúan con negligen-cia y profuncli7an la línea de vulnerabili- 83 dad y por ende la situación de riesgo. La rendición de cuentas es importante. En tercer lugar es importante el diseño de una política de ordenamiento territorial, las ciudades, y especialmente San Salvador, deben crecer hacia luga-res seguros donde la posibilidad de que la población se vea afectada por un te-rremoto, una erupción volcánica o un huracán sea menor. Pero el espacio tam-bién debe economizarse, y en ese senti-do es importante que la ciudad crezca verticalmente y no solamente de forma horizontal. En cuarto lugar, el Estado debe asumir su obligación constitucional de proveer de techo seguro a los más nece-sitados y la banca privada debe ser más solidaria con los sectores de menores ingresos incorporándolos al mercado de vivienda para que estos no estén conde-nados a vivir bajo un barranco o a la ori-lla de una quebrada. En quinto lugar, debe terminarse esa lógica perversa en la cual los gran-des empresarios crean las situaciones de riesgo, evaden su responsabilidad y tras-ladan al Estado y a la sociedad en gene-ral la factura por los daños. Así como funcionan las cosas en El Salvador, Stan viene a ser un negocio redondo para las empresas de la construcción, pues ellas se harán con todas las inversiones del gobierno en las acciones de mitigación. Es decir causan el daño y en lugar de castigárseles se les premia otorgándoles las licitaciones de reconstrucción. Religiosidad - Edición No. 8 

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